Cuando te empiezas a enganchar con el ganchillo, te pones a investigar, vas aprendiendo técnicas nuevas y millones y millones de posibilidades de labores. Parece como si los ojos hicieran chiribitas cuando descubres un nuevo tipo de punto con el que te encantaría tener un jersey hecho «para ya».
El problema viene cuando ese «gran proyecto» que te mueres por hacer, lo empiezas sin acabar la labor anterior: un bolso perfecto, que también querías hacer YA cuando estabas con la labor anterior. Sí, ya lo has pillado: es así continuamente, por lo que tu bolsa de labor se convierte en una especie de campo de batalla lleno de cachitos tejidos e inacabados. De algunos ni recuerdas para qué los habías comenzado.
Por lo que he visto se trata de un mal común de las ganchilleras. Yo tengo varios de estos frankensteins desperdigados en cajas y cestas (y encima he heredado como 100 otros de mi tía, quien, como buena ganchillera y tejedora, dejó a mitad, y que también me encantaría finalizar en algún momento de mi vida).
Llega un punto en el que hay que pararse y, esta temporada de buen tiempo (más vicio aún para mi tejiendo algodón), he decidido plantarme y no comprar más ovillos (de ese vicio de comprar por comprar «ya veré para qué lo utilizaré», ya hablaremos). Toca hacer revisión de frankensteins ganchilleros y proponerme cuáles voy a acabar.
¿Te ocurre lo mismo? Enséñame tus #FrankensteinsGanchilleros
¿Cuáles son los pasos a seguir cuando aceptas que eres una ganchillera acumuladora de labores inacabadas? Para mi, el plan de acción, será:
1- PARAR.
2- dejar de comprar nuevos ovillos hasta nuevo aviso.
3- hacer inventario de labores inacabadas, con un doble propósito: terapia de choque al verlos todos juntos para no volver a caer en el vicio y, saber cuáles son, claro.
4- selección: tocará decidir cuáles son más viables para finalizar: si sé hacerlo, si tengo los ovillos adecuados (creo que algunas de mis labores inacabadas heredadas llevan más de 30 años almacenadas y no siempre tendré los ovillos necesarios para terminarlas) y otros factores, como si lo utilizaré o tengo a quién regalárselo que lo vaya a utilizar.
5- deshacer las labores inacabadas que no tienen futuro. Por mucho que duela, hacer y deshacer es algo que empiezas a también a aceptar como parte del proceso ganchillero.
6- ¡manos a la obra para ir completándolas, una a una!