Algo tiene Madrid que me hace caminar horas y horas, saltando de tienda en tienda… solo paro si empieza a llover o si ya llevo 4 horas y mis piernas empiezan a flaquear (en ese caso, paro, me tomo una caña tirada «como debe ser» y sigo). Esa sensación y esas ganas de paseo infinito solo las siento en Madrid.
En Barcelona, por ejemplo, también disfruto, pero no tengo unas rutas tan depuradas, me pierdo… Supongo que tiene que ver los doce (¡12!) años que viví en Madrid, por supuesto, ¡porque vaya tiendazas hay en Barna!
Otra de las maravillas es ir encontrando tiendas «nuevas» (al menos para mi) en esos paseos infinitos del shopping madrileño. En esta ocasión, en mi extraña y larga ruta trazada para ir a Kenay, pasar por Malababa y cotillear el el patio en la calle Hermosilla de Federica and Co y Mimoki, con bastante prisa porque había quedado para comer en Cuzco y me había liado en esa ruta mañanera… pasé de refilón girando el cuello hasta la tortícolis por el escaparate de & Other Stories. La verdad es que, ahora que vivo un poco fuera de juego (y feliz) en mi islita, ni había oído hablar de esa tienda.
Hablando con María (fan, como yo, de estas rutas), preguntándole por las novedades, me la nombró. Y supe que sería mi perdición. Al día siguiente, por supuesto, fue la primera en mi ruta y, también por supuesto, piqué. Como ya había comprado el día anterior mi dosis de vestidos y los zapatos me quedaban grandes (en parte fue mi salvación, porque me enamoré de un par de pares), solo piqué con pequeños detallitos: algo de cosmética, algo de bisutería y unas gafas de sol, otra de mis debilidades.
María: ¡queda pendiente esa visita juntas en julio, no te olvides!
CURIOSIDADES: cómo no me va a encantar una tienda con mi nombre bien grande en una pared, ¿eh? El edificio en el que se encuentra & Other Stories en Madrid fue originalmente el Teatro Infanta Beatriz y el homenaje queda plasmado en una de las paredes de la megatienda. La dirección es calle Hermosilla 15, muy cerquita de Colón.
La tienda, además de esa pedazo de pared con mi nombre bien grande, es espectacular: amplia, muy bien iluminada, aprovechando esa estructura del patio de butacas e iluminación de teatro, ¡vale la pena la visita, aunque no compres (¡si es que puedes resistirte!)