Con la colección presentada por Rodarte en la New York Fashion Week me ha pasado algo que de vez en cuando me pasa con algunas pasarelas. A primera vista, no me gusta nada. Vuelvo a ver el desfile y empiezo a apreciar ciertos detallitos que hacen que la colección sea única y tenga personalidad. Vuelvo a ver el desfile y me parece que los diseñadores (en este caso, las hermanas Mulleavy) son unos seres superiores.
Piezas super complejas y mezclas extrañas, tejidos que parecen madera y vestidos de fiesta dorados de película de fantasía y de gladiadoras.