Cuando en tu ciudad el verano y el buen tiempo empieza realmente en septiembre y cuando no tienes vacaciones «de verdad» porque eres autónoma, como que la vuelta al cole es menos vuelta al cole. Todo tiene su lado bueno.
Aún así, este verano he viajado, he recuperado mi wanderlust perdido, he conocido dos nuevos países y he incluso rascado 3 días de (casi)vacaciones, he visto a amigas que viven lejos, he disfrutado en bodas preciosas, he hecho turismo en mi isla, he pasado por 5 ciudades y 2 festivales, he llegado nadando a La Barra (para quienes no conozcan la barra de la playa de Las Canteras, lean aquí un reportaje y vean aquí unas fotos) y he visto anochecer en la Playa de Patalavaca.
Aunque siempre hay días más duros en los que siento que, después de 4 años sin vacaciones, me vendrían genial dos o tres semanas de desconexión absoluta, el caso es que, aprovechando bien el tiempo y consiguiendo desconectar los ratitos que se puede, he sobrevivido otro verano y, no solo eso, sino que lo he disfrutado a tope.
Ahora empieza septiembre y toca revisar mi estrategia profesional (tengo -preciosos- cambios a la vista), reorganizar la casa, empezar nueva agenda y libretas de tareas, planificar nuevos viajes… ¡a por el nuevo curso!