Finalmente he llegado a un desfile del que no me ha gustado nada. Será cuestión de gustos, será lo que sea, pero la colección presentada por María Ke Fisherman me parece una broma.
La ropa me da la impresión que es la que podrías encontrarte en una maleta tirada en la calle y desparramada, ropa de hace veinte años que nadie quiere. Incluso las modelos salen muy poco agraciadas, con una coletilla ridícula y con un maquillaje que les queda raruno.
En fin, seré yo…