No sé si fue antes el huevo o la gallina. No sé si ya me fijaba en los suelos y en su condición de bonitos (o feos) antes de empezar a engancharme hace unos años a Instagram o si fue su uso y el ejercicio regular del «ojo fotográfico» que generó, lo que me hizo fijarme en lo preciosos que pueden ser algunos suelos.
Ese ejercicio creativo que nos ha supuesto a muchos el uso de Instagram (¡benditos incentivos para la creatividad!), unido a lo que yo llamo «el selfie de los tímidos», es decir, fotografiarse los pies, tremendamente común, unido a los preciosos suelos hidráulicos que aún se encuentran en muchísimas casas de España y que, encima, está en auge nuevamente en decoración, hizo que yo empezara a recolectar en mi cuenta de Instagram fotos y fotos de #suelosbonitos.
Y no soy la única, claro. Si buscas el hashtag #suelosbonitos en la red social de fotos descubrirás un mundo lleno de zapatos y suelos bonitos y también puedes buscar a través de otros hashtags que recogen las mismas escenas: #tileaddiction, #ihavethisthingwithfloors o en el perfil @ihavethisthingwithfloors es una muestra bellísima.
¿Tu también subes fotos de #suelosbonitos en Instagram? ¿Empezarás a hacerlo ahora? ¡Bienvenidos a una de mis obsesiones!
Curiosamente, mi primera foto con #suelosbonitos no fue con un suelo hidráulico, sino con este linóleo que hacía juego con mis abarcas a rayas, publicada el 6 de junio de 2012 en la cuenta de mi «alter ego», @bearivero.
